La resignacion

Tengo cargo de inconciencia.
Voluntad frágil y lenta.
Matriz deteriodada. Cuna violenta.
Amigos en la memoria.
Y Algunos recuerdos....

Cansado. Triste de la rutina. Desolado.
Manejaba su camión, como hacia ocho años, de casa en casa, repartiendo soda. Solo había faltado tres veces desde que obtuvo el empleo.
Habían pasado dos años de su casa-miento, dos meses de la última relacion sexual con su mujer, dos semanas desde que le habían cortado el telefono por falta de pago, y dos horas desde que había tomado la desición de separarce. Así y todo, no pensaba en dos.
Pensaba mudarse a la casa de un amigo por un tiempo. Alejarse, hasta que pudiera ver las cosas con más claridad. Su claridad no podía ser más pura. Captó que su mediocridad lo ahogó, lo colmó.
Tenía anhelos de otra cosa. ¿ Volver a vivir? pensaba. Vaya a saber uno.
Extrañaba ver a River desde la platea, jugar al tennis, emborracharse con sus amigos de vez en cuando.
Nunca se había emborrachado de casado.
Su mujer arrastaba un pasado de ex alcohólica, y el optó por alejarse de todo lo etílico para mayor precaución.
Su mujer no trabajaba, por lo menos desde que estaban casados. Pero mandaba curriculums a empresas de todo tipo. Era un experta en mandar cartas a todo los programas de televisión que ofrecieran distintos concursos y sorteos. Actividad constante que generó al matrimonio unos cuantos electrodomésticos y la esperanza de la casa propia si el azar los elegía.
El camión doblo en Avenida San Martín y luego en Alvarez Jonte. Se detuvo en Gavilán. Descargo tres cajones llenos y cargo tres vacios. Terminó el recorrido y una vez estacionado en la fábrica cargo el camión para el día siguiente. Caminó hasta la casa que solo quedaba a unas seis cuadras. Pero esta vez se detuvo en lo de, "El mono con navajas" a tomar un porroncito de cerveza. Fumó tres cigarrillos y caviló que señales debía seguir. No quería llegar a su casa. ¿ Pero cuanto más iba a demorar? Murmuraba lo que diría cuando pise su domicilio. Caminó lo mas lento posible y volvió a doblar en Jonte.
Con amargura a cuestas, saco la llave y abrío la puerta. Desabrido como siempre. Pero esta vez con aura de episodio final. Entró, y ahí estaba ella, tirada en la cama viendo la novela de las cuatro.
_Hola, Le dijo. Y se fue al baño a lavarse las manos.
Ella salto de la cama, apagó el televisor y lo siguió.
Acicalandose le dijo_ Tengo algo que decirte. Necesito hablar con vos.
_Yo también quiero hablar con vos. dijo ella.
Tembló cuando ella se paró frente a él.
La mujer del sodero  lo miró a los ojos y extendiendo los brazos, cual ofrenda, dejo ver en sus manos un test de embarazo, positivo. Sonrió y mostró sus dientes en mal estado.
Él, seco sus manos sin sonreir. Sintió que no solo ella lo abrazaba.
La resignación, a mi amigo, lo estrecho más fuerte.

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