Entre el clítoris y Santa Teresita del Niño Jesús

Nunca se supo el momento justo que ocurrió.
Del lugar geográfico, parece ser que fue por el barrio de Villa Ortúzar. Así le llaman. Barrio ubicado por el hospital Tornou, a unas cuadras de la actual estación Los Incas del subte B.

Barrio de casas bajas que linda con Parque Chas y Agronomía. Y porque no, también La Paternal...




El que no se ubica, pido disculpas y les recomiendo alguna guía de planos y transporte.
O que tengan a bien, salir a gastar tan solo un poco, las suelas de sus zapatos.
Sí hay, en verdad, algunas cosas que se saben.
Era una casa con parra adelante .A la izquierda de la parra, la habitación de la abuela Felipa, de 92 años. Por lo menos así la llamaban .Y al lado de su habitación el baño .El único baño de aquella morada. Una galería cubría a lo largo la mitad del patio. Patio con dos habitaciones al costado derecho, y la izquierda, enfrente a las habitaciones, la cocina y el comedor.
Hasta aquí la casa de la familia Belcastrato. Constituida por, la que le decían La abuela Felipa, Maria su hija, y su esposo Virgilio. Ambos alrededor del cincuentenario. Y sus hijas, Sandra Belcastro de 13 años, y Alicia Belcastro, de la que no se puede distinguir con absoluta claridad la edad, ya que sufre un leve retraso mental. Pero se calcula de unos 20 a 23 años.
Se escucha al pasar, que tuvo mucha fiebre de chiquita y que eso la afectó. A las pupilas es una persona normal, pero a los oídos uno se percata al instante que no.
La casa de la familia Belcastro contaba en el fondo con una pieza y una cocina. Que eran alquiladas a otra familia.
La pieza era de un techo altísimo y piso de madera, lo que la hacía muy fresca en verano. La cocina lo suficientemente grande para colocar una mesa, dos sillas y dos banquetas, cocina con garrafa y una heladera. Y también detentaba una especie de cuartito de madera.
El baño, adelante. En lo de la abuela Felipa.
Hasta aquí, la pieza, cocina y cuartito de madera, alquilados por la familia Rugantino.
La familia Rugantino la constituían, Alberto Rugantino, huérfano criado en orfelinato y esposo golpeador. Sofía de Rugantino, ex seminarista de orfelinato y actual mujer golpeada. Ambos, padres de unos treinta y pico de años. Ambos, padres de Angelito Rugantino.
Esto ocurría cuando Angelito Rugantino cursaba el primer grado en el Instituto Santa Teresita del niño Jesús. Colegio privado de doble escolaridad, con uniforme de pantalón gris, camisa blanca, corbata azul y guardapolvo marrón.
Sofía de Rugantino trabajaba desde hacia un año, momento en que pensó separarse de su esposo, en una tienda de ropa. Su horario: de 8 y media de la mañana a 8 de la noche. Y su futuro ex marido, Alberto Rugantino, cumplía horario similar, pero pululaba de un trabajo a otro.
Así fue como Sandra Belcastro, la que vivía adelante, se convirtió en la niñera de Angelito.
Angelito era traído a su casa por el micro escolar alrededor de las cinco menos cuarto, cinco de la tarde, si este se atrasaba.
Sandra para entonces ya se encontraba en su casa. Generalmente bajo la parra con su abuela Felipa.
Lo primero que Sandra debía hacer era darle la leche a Angelito y ponerlo a hacer los deberes del colegio. Si no hubiera deberes, ponerlo a hacer copias de algún cuento para mejorar la caligrafía.
Luego sí, una vez terminadas las tareas escolares, podrían ponerse a jugar.
A Angelito le fascinaba el ludomatic que le habían traído los reyes. Pero también estaba el Estanciero, el excalectric, y por supuesto, quedaba el patio para correr. Pero lo más codiciado e inalcanzable por Angelito, era un juego electrónico de Sandra, que ésta pocas veces le prestaba.
De esta manera fue como Sandra y Angelito recibían el otoño.
Fue por esta estación en que Sandra empezó a hacerle los deberes a Angelito. Para que este los copiara. Así tendrían más tiempo para jugar.
Ella se encargaba de las sumas y restas, de las silabas y diptongos, y Angelito Rugantino se dedicaba a copiar la tarea.
Ciertas noches, después de la cena, Sandra y Angelito se cruzaban por casualidad camino al baño de la abuela Felipa. Y Sandra le recordaba no decir nada a nadie con respecto a la tarea.
Tanto tiempo para el esparcimiento les quedo, que Sandra invento un nuevo juego. "Jugar a las novelas".
El juego consistía en que Angelito se sentara a upa, y le diera besos en el cuello y en las mejillas. De esta manera fue como Angelito empezó a pedirle a Sandra que le prestara el juego electrónico si quería jugar a las novelas.
Y así fue como entre deberes escolares, estanciero, excalectric, juego electrónico y jugando a las novelas, Sandra cumplió 14 años.

Momento en que Sandra dejo de llamar “jugar a las novelas” y comenzó a decir “vamos a jugar a coger”.

El nuevo juego para Angelito, consistía en que Sandra traía el pantalón de gimnasia azul agujereado en la entre pierna, y él le tenía que meter el dedo.
Para Angelito era casi lo mismo que el juego de la novela. ¡¡Bah!! En realidad un poco mejor, ya que Sandra le prestaba el juego electrónico por más tiempo.

Lo único que había cambiado, era que este nuevo juego no se lo podían contar a nadie. Al igual que lo de copiar la tarea.

Para Sandra todo juego que se juega con asiduidad aburre. De manera que comenzó a mutar ciertas reglas.

Una tarde de invierno Sandra Belcastro, se subió a una de las dos sillas de la cocina, y bajándose el pantalón de gimnasia azul primero, y la bombacha después, le pidió a Angelito: “dame besos acá” mientras se abría la vagina.

Angelito Rugantino mientras le daba besos ahí, le decía: “Pero Sandra tiene gusto a pis”.A lo que ella contestaba “Dale, bésame si querés jugar al jueguito electrónico”.

En todo el invierno, no se cruzaron después de la cena en el baño de la abuela Felipa. Ya que la mamá de Angelito lo hacia hacer pis y caca, en el cuartito de la cocina sobre un papel de diario. Para que no tomara frió cruzando todo el patio hasta el baño de la abuela Felipa.
Transcurrió el invierno lentamente y llegó la primavera más iluminada que nunca. Con Angelito Rugantino entre el clítoris y Santa Teresita del niño Jesús.
A pocos días del verano, Angelito Rugantino paso a segundo grado escolar con un boletín de calificaciones que decìa: “SOBRESALIENTE”.
Sandra armó la pelopincho en el patio. Y como si eso fuera poco… trajo una amiguita más para jugar.

Su hermana Alicia.

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