¿Cúal es el punto?

¿Cuál es el punto en que un ser tiene que dejar de hacer lo que siente, lo que le dicta su más profunda esencia, para hacer lo que le conviene?
Sabiendo que  de esa conveniencia, se sacara provecho para lograr objetivos impuestos por una sociedad, o más, llegar a lugares comunes. Como diría un amigo: “Hacer la de manual”
¿Cuál es el momento de tirar la toalla? Y perder no solo una batalla. Si no la guerra.
Claudicar.Abandonar un camino para comenzar otro, que si bien, no es de nuestro interés, estaremos mucho más resguardados, estables y porque no, seguros.
Dejar de ser.Convertirnos en otro, que igualmente será... algo será.
Pero sabremos en nuestra más profunda esencia, en el núcleo más inteligente de nuestro cerebro, que no logramos ser lo que pretendíamos.
Aunque percibamos halagos, premios , palmadas en la espalda, y hasta algún gesto de cansancio de alguien querido al que hicimos renegar ,como diciendo: "Por  fin entendiste de que se trata, por fin maduraste".
¿Qué se hace con tanta rebeldía no buscada y aumentada por los años, por los sin sabores, derrotas e injusticias?
¿Como se hace para cruzarse de vereda, con la conveniencia al alcance de nuestras manos esperándonos,invitándonos a pasarla mejor?
¿Que se hace con los sueños sin cumplir, con todo lo que padecimos y disfrutamos en su búsqueda?
¿Con la personalidad que fuimos adquiriendo y la sabiduría infructífera, según los resultados que debimos adquirir?
¿Donde se guardan? ¿Se trituran? ¿Se aniquilan? ¿Donde se esconden? ¿Que lugar hay para no recordar lo que fuimos, más aún, lo que no logramos ser?
¿Cómo se hace para sumarse, ser uno más de lo que siempre se consideró, la antítesis?
¿Cúal es el punto? ¿Cúal es el extremo? ¿Los hijos? ¿La familia?
¿La agonía de la vanidad al vernos sin prendas a estrenar?
¿El crujido de nuestro estómago, advirtiendo la pérdida de peso?
¿Encontrarse perdido en un laberinto con altavoces que solo repiten: "Estamos a punto de perder la dignididad"? Invitándonos a la reflexión de que si ya no la hemos perdido.
¿Cúal es el punto extremo para dejar de ser lo más auténtico, que "creemos"; que pudimos llegar a ser? Mas si entendimos hace rato que la autenticidad ya no cotiza.
Si me animo a escribir esto, es porque es más fácil que preguntarlo a los ojos de alguno.
No espero respuesta de nadie. Porque ya dejé de esperar de lo demás. Y tal vez a algo de eso se deba mi tristeza.
Pero sigo sin saber cual es el punto.
No pretendo una verdad revelada.
¿Cúal es el punto?

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