ODA AL VIENTO

Cuanto escuché hablar de él. Con los tonos y las maneras más diversas. Lo   nombran poéticamente, filosóficamente, metereológicamente.
Viento. Cuanta belleza y placer me produce pensarlo. Si me concentro, cierro los ojos y lo susurro tres veces; puedo volar. Si, con solo mencionarlo, puedo sentirlo en mis sienes y echarme a planear. Remontarme donde me plazca.
Automáticamente al cavilar en el viento, pienso en la libertad.
Viento y libertad; majestuosa combinación.
¿Qué tenerlo en contra hace todo más difícil? Que estupidez.El éxtasis del viento golpeando nuestro rostro, es el preludio del vértigo más autentico.
Viento:que ganas de seguirte por siempre. Y no se donde estas. Llámame con tu silbido dulzón y ahí estaré.
Será como siempre una grata sorpresa enfrentarte. Y si me vuelves a encontrar en mi sosiego, acodado en mi melancolía; arrebátame, e invítame a volar. Que en tu compañía, despliego mis alas de colores.Despilfarro libertad.

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